Aprender a Meditar
El objetivo de la meditación es liberar la mente de los pensamientos que nos impiden conectar con nuestra verdadera naturaleza interna.
Varias investigaciones científicas demuestran que la práctica regular de la meditación tiene un efecto beneficioso sobre nuestra salud.
- Un estudio de la Escuela de Harvard liderado por el profesor de medicina Herbert Benson y precursor en la investigación de la mente y el cuerpo, demostró que la meditación remite los efectos del estrés.
- Richard Davison, profesor de psicología y psiquiatría en la Universidad de Winsconsin, en colaboración con el XIV Dalai Lama, en 1992 comenzó una investigación sobre los beneficios de la meditación. Usando varias técnicas, como la resonancia magnética, se estudió la actividad cerebral de un grupo de lamas. Se demostró que la práctica de la meditación refuerza el sistema inmunitario y se registró un aumento de la actividad gamma en la zona del cerebro donde reside la energía del afecto y alegría, debido a que si en la práctica se tiene como base la compasión hacia los demás, se desarrolla una gran capacidad de empatía y de vivir en constante dicha.
- También Richard Davison realizó un profundo estudio sobre la Neuroplasticidad, demostrando que el cerebro está en continuo cambio por influencias externas y que podemos tomar el control y modificar nuestra mente (al tomar conciencia de dichas influencias).
CÓMO MEDITAR
Buscar un lugar templado y tranquilo, donde no haya distracciones y preferiblemente con una iluminación suave.Posición
- Para asegurarse una correcta circulación de energía, la espalda debe mantenerse recta.
- Puedes realizar varias posiciones y posturas:
- En posición Vipassana, la postura tradicional conocida como postura del loto.
- En posición de semiloto.
- De rodillas, usando un banquito de meditación.
- Sentados en una silla con el respaldo recto.
- Sentados en el suelo de la habitación y con la espalda apoyada en una pared.
- Incluso en postura Savasana si estamos enfermos, tumbados con el cuerpo totalmente estirado, manteniendo las palmas de las manos haca arriba y los brazos extendidos a los lados del cuerpo.
Lo importante es mantener la columna vertebral recta y sin tensiones.
Si optamos por sentarnos, se debe procurar que el mentón esté ligeramente metido hacia dentro mirando al pecho.
- Ojos cerrados o semicerrados, mirando a la punta de la nariz con la mirada desenfocada.
Respiración
- Pausada y a ser posible por la nariz, aunque no imprescindible.
- Respiración diafragmática: Poner una mano en el pecho y otra en el abdomen (la mano del pecho no debe moverse). Siente el movimiento de tu mano sobre el abdomen, cómo sube y baja.
- Respiración completa: Inhala llenando primero el abdomen y el pecho, subiendo a continuación las clavículas y los hombros. Exhala comenzando por los hombros y las clavículas y finalizando con el pecho y el abdomen.
- Respiración rítmica: Inhalar y exhalar durante los mismos segundos, con una pausa intermedia. Por ejemplo, inhala durante cinco segundos, retén el aire durante tres segundos, exhala durante cinco segundos y haz una pausa en vacío durante tres segundos.
- Respiración purificadora: Inhala completa y profundamente y al exhalar, con los labios ligeramente entrecerrados, expulsa el aire con fuerza y en varios tiempos.
- Respiración "hado": Inspira suave y profundamente, después exhala lentamente realizando un sonido gutural ("gaaaa.....").
Observaciones
- Si durante la meditación aparecen pensamientos, no luches contra ellos, simplemente obsérvalos y déjalos ir.
- Es habitual que al iniciarnos en la práctica de la meditación nos inunden pensamientos, uno detrás de otro, arrastrándonos con ellos. Cuando pase esto, cuando seas consciente de que estás dentro de uno o varios pensamientos, solamente para y déjalos ir, como si de nubes se tratasen.
- Con la práctica habitual de la meditación, observarás como los "tiempos de mente vacía" van aumentando, así como tu capacidad para concentrarte y mantener el control de la mente.